A raíz de investigar los efectos de la luz y las transparencias con papel japonés (Reemay), empecé a jugar con la serigrafía sobre este material. De ahí surgió la idea de una instalación.
Estas piezas son una invitación a explorar los formatos expositivos tradicionales para transformarlos y llevarlos a un objeto tridimensional, generando espacios llenos de papeles, como una lluvia de color, donde el movimiento y la luz crean una atmósfera etérea. El visitante participa sin darse cuenta, porque sólo su respiración o su propio paso por el espacio generan corrientes de aire que hacen que un material sensible cobre vida.